sábado, 17 de septiembre de 2011

15-M Por donde discurre la cosa


Se buscan líderes de verdad

El ensayista Rüdiger Safranski y el director de EL PAÍS, Javier Moreno, conversan en Segovia sobre la crisis, el 15-M y el vitalismo de los grandes pensadores alemanes
IKER SEISDEDOS - Segovia - 18/09/2011
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Ya no hay líderes como los de antes. No existen personalidades forjadas en guerras, en los decisivos movimientos sociales del siglo XX, en aquellos trances terribles de la humanidad. Grandes hombres como Konrad Adenauer, Helmut Schmidt o Willy Brandt. Y faltan justo ahora, cuando la crisis causada por los mercados requiere una clase política que recobre la legitimidad moral que perdió cegada por las ilusiones de justicia autorregulatoria de las instituciones financieras.

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      Safranski: "Ha llegado el momento de recobrar la fe en las ideas
      "En el museo Esteban Vicente se pudo contemplar una obra de Anselm Kiefer


      Estas y otras conclusiones sobre el complicado momento en el que nos hallamos alcanzaron anoche Rüdiger Safranski, pensador y crítico cultural alemán, y Javier Moreno, director del diario EL PAÍS en una charla organizada en Segovia por el festival Hay, que vivirá su apogeo el fin de semana que viene.


      "La falta de liderazgo no es la causante de la crisis económica pero contribuye a la gran crisis de gobernanza en Europa", concluyó Moreno ante un auditorio que llenó la capilla benedictina del siglo XV prestada por la IE University. "Estamos metidos en una terrible trampa y solo nos queda reconocerla como tal para poder defendernos de ella", arguyó Safranski. "Ha llegado el momento", dijo, "de recobrar la fe en las ideas, en la democracia y de decidir. Si carecemos de políticos carismáticos, solo nos quedan los grandes principios".

      En este panorama de general desconsuelo (de "angustia", palabra que empleó Moreno al recordar la "catástrofe que supone que 300.000 familias hayan perdido su hogar en España en los últimos tres años") aún queda una luz para la esperanza, según Safranski. El gran teórico del romanticismo -su tratado sobre aquel movimiento se considera definitivo- se calificó "como un romántico en lo personal". Y si bien observa coincidencias entre lo que hoy sucede y aquella Alemania desnortada que la derrota de la Primera Guerra Mundial dejó tras de sí, no cree que la situación sea tan "peligrosa" como cuando aquella generación abrazó las promesas huecas y arrasadoras del totalitarismo.

      Lo dijo cuando la conversación derivó hacia los logros y las amenazas del movimiento del 15-M. "No todos los indignados son auténticos. Pero al menos están articulando su protesta. Soy optimista, porque han preferido no seguir a un poder que se articule en lo vertical. Es gracias, claro, a la revolución de los medios y al trabajo que hoy en día se organiza en redes". Moreno se congratuló de la inexistencia de peligrosos "flautistas de Hamelin" a los que seguir, pero alertó sobre cierta "aspiración de lograr una política apolítica". "Hay que comprender su malestar. Pero ese anhelo de una política superior no trae buenos recuerdos precisamente. Conduce al mismo callejón sin salida al que históricamente ha llevado el romantizar la política en exceso".

      Con estas reflexiones en el aire, los asistentes (muchos de ellos, entre los que se contaban los embajadores de Israel, Reino Unido y Suiza, habían llegado en un AVE especial fletado desde Madrid por la organización) se dirigieron al Museo Esteban Vicente, en el centro de la ciudad monumental, para contemplar la exposición, organizada con motivo del festival, de la obra de Anselm Kiefer Am Grunde der Moldau / Drei Kaiser, inspirada en Bertolt Brecht. Sí, ayer era claramente una jornada pensada para germanófilos. Propiedad de la Fundación María José Jové, se trata de una de esas piezas del influyente artista que parecen resumir algo tan inasible como el espíritu alemán. El mismo al que ha consagrado su labor Safranski, biógrafo de Nietzsche o Schopenhauer.

      ¿Qué lección cabe sacar de aquellas vidas ejemplares para el momento actual? Safranski -cuyo último libro, Goethe y Schiller, historia de una amistad acaba de llegar a las librerías de la mano de Tusquets - no es de los que creen en la instrumentalización de las enseñanzas de los filósofos para afrontar los obstáculos del día a día. "Estudiar a estos grandes hombres me ha servido a mí para disfrutar del enorme placer de sentirme genuinamente individuo. Tengo que contestar a menudo a esa pregunta y siempre digo: 'Si los lees serás más vitalista".

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