viernes, 10 de febrero de 2012

Luis Alberto Spinetta











El Milagro Alemán


Sueldos de un euro a la hora en el ‘milagro’ laboral alemán

La gran solución laboral alemana está en el auge de los contratos con bajos salarios

Crece la desigualdad por el aumento de los trabajadores “pobres" en el país teutón

Alemania reforma el mercado de trabajo a medida que Europa lo desregula


Un empleado de una fábrica de camiones en Alemania. / UWE ANSPACH (EFE)
Anja lleva seis años encadenando contratos para limpiar y lavar platos por dos euros la hora. Vive en la ciudad alemana de de Stralsund, una atractiva y pintoresca ciudad costera. Se sorprende cuando los periódicos alemanes hablan del "milagro laboral" del país. En un pequeño apartamento de la misma ciudad un hombre de 50 años asegura: “Mi empresa me explota”. Habla sentado en la cocina de su pequeño apartamento situado al este de Stralsund. "Si pudiera encontrar algo mejor, ya me habría ido", añade. Anja, que prefiere no dar su nombre completo por miedo a ser despedida, tampoco puede permitirse ir a los cafés de su ciudad.
La moderación salarial y las reformas del mercado laboral han reducido la tasa de desempleo en Alemania hasta el nivel de hace 20 años. El modelo alemán se cita a menudo como un ejemplo para los países europeos que tratan de reducir el paro y ser más competitivos. Pero los críticos aseguran que las reformas que ayudaron a crear puestos de trabajo también ampliaron y afianzaron un sector de trabajos temporales y mal pagados, que aumentaron la desigualdad salarial.
Los datos del Departamento de Trabajo alemán muestran que los contratos con salarios bajos crecieron tres veces más rápido que otro tipo de empleos entre 2005 y 2010. Eso explica por qué el milagro laboral "no ha provocado que los alemanes gasten mucho más de lo que hacían antes”. En Alemania, que carece de un salario mínimo nacional, hay sueldos que pueden estar por debajo de un euro la hora, sobre todo en las regiones de la antigua Alemania del este. "He visto gente que ganaba solo 55 centavos de dólar a la hora", afirma Peter Huefken, jefe de la agencia de empleo de Stralsund, el primero en demandar a los empresarios por pagar tan poco. Huefken está animando a otras agencias de empleo a seguir su ejemplo.
El Eurostat revela que los trabajadores en Alemania son menos propensos a la pobreza que sus vecinos de la eurozona. Pero el riesgo ha aumentado: un 7,2% de los empleados ganaban tan poco que estaban cerca del umbral de la pobreza en 2010, frente al 4,8% en 2005. Aun así, es menor que la media de la eurozona, donde el 8,2% de los trabajadores están cerca del umbral de la pobreza.
El número de los llamados “trabajadores pobres” ha crecido más rápido en Alemania que en el resto de países con la moneda común. En respuesta, mientras otros países europeos se apresuran a desregular, Alemania va hacía una nueva regulación. El gobierno conservador de Angela Merkel trata de diluir los efectos de las reformas aprobadas por su predecesor, el socialdemócrata del SPD Gerhard Schroeder. Y lo hace un año y medio antes de las próximas elecciones federales, cuando se espera que Merkel busque su tercer mandato consecutivo.

Reformas precoces

El contraste entre los niveles récord de empleo en Alemania y la grave situación en otros países de Europa es notable. El año pasado, el número de contratados en Alemania superó por primera vez la barrera de los 41 millones de trabajadores. La tasa de paro se ha reducido constantemente desde 2005 y ahora se sitúa en solo el 6,7%, frente al 23% en España y el 18% en Grecia.
Ha sido una dura batalla desde que el paro alemán alcanzara su punto máximo tras la reunificación en 1990. Entonces, muchas empresas de la Alemania del este naufragaron en una sociedad de libre mercado cuando cayó el Muro de Berlín. El paro se fue por encima del 20%. La globalización puso a la economía alemana, dependiente de las exportaciones, bajo serias presiones competitivas, y les obligó a adaptarse rápidamente a la nueva situación. En 2003, Alemania se embarcó en un sistema de reformas que fueron calificados como el mayor cambio en el estado de bienestar desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras, muchos de los países vecinos se movían en la dirección opuesta: Los socialistas franceses introdujeron la semana de 35 horas y pusieron en marcha los salarios mínimos. Por contra, los socialdemócratas alemanes del SPD desregularon el mercado laboral y aumentaron la presión sobre los desempleados para que buscaran trabajo.Sindicatos y empresarios pactaron una moderación salarial a cambio de seguridad en el empleo y crecimiento. Un modelo laboral flexible y subvenciones del Gobierno redujeron las horas de trabajo para permitir a los empresarios ajustarse al ciclo económico sin necesidad de contrataciones ni despidos.
A partir de 2005, el desempleo comenzó a caer y se acercó a los niveles anteriores a la reunificación. En otras partes de Europa, los gobiernos se enfrentan ahora a altas tasas de paro emprendiendo reformas laborales. El presidente de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy, ha citado repetidamente en los últimos meses las reformas de la “Agenda 2010” que Schroeder puso en marcha como un ejemplo para su país. Las reformas laborales que se están introduciendo en España y Portugal tienen muchos puntos en común con el sistema alemán.

El sector con salarios bajos más importante de Europa

El crecimiento del empleo en Alemania se ha debido fundamentalmente al aumento del modelo de bajos sueldos y a las agencias de trabajo temporal, impulsados por la desregulación y la promoción de la de flexibilidad y a los contratos de bajos ingresos, subvencionados por el Estado, llamados mini-jobs. El número de trabajadores con contrato indefinido de salarios bajos –definido como aquellos que ganan menos de dos tercios de los ingresos medios-- se elevó un 13,5% hasta los 4,3 millones entre 2005 y 2010. Un crecimiento tres veces más rápido que otra modalidad de empleo, según el Departamento de Trabajo. Los empleos las empresas de trabajo temporal alcanzaron un récord en 2011 con 910.000 puestos de trabajo --el triple que en 2002, cuando Berlín comenzó la desregulación--.
Los economistas aseguran que la intención de Schroeder fue lograr una rápida expansión de estos sectores (salarios bajos y trabajos temporales) para conseguir la incorporación al mercado laboral de trabajadores pocos cualificados y desempleados de larga duración. En 2005, el último año de Schroeder como canciller, presumió en el Foro Mundial de Davos: "Hemos construido una de los mejores sectores de salarios reducidos de Europa". Siete años más tarde, los empresarios alaban las reformas que les permitieron crecer con minijobs y trabajos temporales.
“El argumento de los sindicatos de que los (mini) empleos provocan que las condiciones de trabajo sean más precarias en Alemania no es válido ", dijo Mario Ohoven, jefe de la asociación "Mittelstand" de pequeñas y medianas empresas. Ohoven, asegura que este tipo de empleos fueron particularmente populares entre las mujeres y los estudiantes que trataban de ganar algo de dinero extra. Por su parte, Juergen Wuttke, de la patronal BDA, indica que las reformas ofrecieron a las compañías una mayor flexibilidad y la capacidad para contratar a más gente con baja cualificación y de baja productividad.
Fritz Engelhardt, que dirige un pequeño hotel de tres estrellas en el sur-oeste de la ciudad de Pfullingen, señala que cuenta con dos trabajadores con minijob que le ayudan durante el fin de semana y hacen pequeños recados. "Mucha gente en el sector de la restauración tratar de hacer frente a los picos de trabajo del fin de semana o cuando tienen eventos especiales mediante los minijobs", añadió Engelhardt. "En las grandes cadenas, los hoteles pueden utilizar a la plantilla de una filial, pero para las empresas pequeñas y medianas los miniempleos son cruciales para su propia existencia".
Incluso las grandes multinacionales alemanas se acogen a estas nuevas formas de empleo para lograr mayor flexibilidad. Adidas, el segundo mayor fabricante mundial de ropa deportiva, y la cadena de supermercados Kaufland, que forma parte del mismo grupo que la cadena de descuento Lidl, se valen de mini-empleos para llenar las vacantes de personal cuando el negocio lo requiere.
Los datos de la OCDE reflejan que en Alemania los contratos con salarios bajos son el 20% de los trabajos a tiempo completo, frente al 8,0% en Italia y un 13,5% en Grecia. Los críticos creen que las reformas de Alemania han supuesto un alto precio ya que arraigó firmemente el sector de sueldos bajos y deprimió los salarios, lo que llevó a un mercado laboral de dos niveles. Las nuevas categorías de bajos ingresos, puestos de trabajo subvencionados por el Estado ---un modelo que está siendo considerado en España -- han demostrado ser especialmente problemáticos. Algunos economistas señalan que son contraproducentes. Fueron creados para ayudar a aquellos que eventualmente tenían malas perspectivas de empleo se reintegraran en el mercado laboral, pero las encuestas muestran que para la mayoría de la gente no condujo a ninguna parte.
Los empresarios tienen pocos incentivos para crear trabajos a tiempo completo normales si existe la posibilidad de emplear a trabajadores con contratos flexibles. Uno de cada cinco puestos de trabajo es ahora un “mini-trabajo”, en los que los trabajadores ganan un máximo 400 euros al mes libres de impuestos. Para casi cinco millones de trabajadores este es su principal empleo, que requiere financiación de fondos públicos. "Los empleos a tiempo completo normales se están dividiendo en mini-empleos”, indicó Holger Bonin del ZEW, un think tank con sede en Mannheim. Y no hay mucho que hacer para impedir que los empresarios paguen poco con minijobs puesto que saben que el Gobierno les va a apoyar y además no hay un salario mínimo legal.
Los sindicatos y los empresarios en Alemania optan tradicionalmente por pactos salariales colectivos, bajo el argumento de que un salario mínimo legal podría suprimir puestos de trabajo. Pero estos acuerdos sólo afectan a algo más de la mitad de la población empleada y, además, pueden ser evitados. "Muchos de mis amigos trabajan como carpinteros, pero las empresas los registran como conserjes en sus contratos para evitar el pago del salario negociado en el convenio colectivo ", asegura un parado de 33 años de edad, que prefiere no dar su nombre. La desregulación de las empresas de trabajo temporal también ha dado a los empresarios menos incentivos para contratar a trabajadores de plantilla con contratos con una protección de empleo y un salario decente. A los trabajadores temporales se les paga menos que al personal de plantilla alemán. Los bajos salarios de los miniempleos y una mayor presión sobre los desempleados para conseguir un trabajo han tenido un impacto deflacionario en los salarios en todos los sectores, según algunos economistas.
Mientras la desigualdad salarial, que solía ser tan baja en Alemania como en los países nórdicos, ha aumentado considerablemente durante la última década. Los trabajadores con sueldos bajos ganan menos respecto a la media en Alemania que en el resto de países de la OCDE, excepto en Corea del Sur y los Estados Unidos. "Los pobres han perdido claramente a la clase media, más en Alemania que en otros países ", asegura el economista de la OCDE Isabell Koske. La caída de los salarios y la inseguridad laboral han mantenido un tope en la demanda doméstica, el talón de Aquiles de la economía alemana que depende de las exportaciones, pese a la exasperación de sus vecinos. “La demanda de importaciones es baja, a pesar de que Alemania tiene uno de los mejores resultados de la zona del euro y podría contribuir más a un mejor desempeño de sus países socios ", dijo Ekkehard Ernst de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Con la inminencia de las elecciones de 2013 y los vecinos europeos quejándose por los desequilibrios comerciales, los líderes de Alemania, han puesto el asunto de los bajos salarios en su agenda. La canciller Merkel tiene previsto introducir un salario mínimo para los sectores que aún no tienen uno y el ministro de Trabajo, Ursula von der Leyen, prevé lanzar una campaña para que los trabajadores temporales se les pague tanto como a los de plantilla.
“El hecho de que tengamos un gobierno conservador que está discutiendo el establecimiento de un salario mínimo, es un hecho que dice algo", señaló Enzo Weber, del Instituto alemán para la Investigación de Empleo (IAB). “Cualquiera que sea el gobierno que venga a continuación, las medidas que aplique para hacer más flexible el mercado laboral no irán al mismo ritmo. Hemos llegado a un punto crítico y no creo que vaya a ir más allá". Ekkehard Ernst de la OIT considera que Alemania sólo puede esperar que otros países europeos no emulen sus políticas salariales deflacionarias, ya que la demanda caerá: "Si todo el mundo hace lo mismo, no habrá nadie a la izquierda de la exportación".

miércoles, 8 de febrero de 2012

Murio Spinetta ...

FIDEICOMISO UNA ALTERNATIVA DE INVERSIÓN

Por Dra. Maria Amelia Moyano Crespo
Especialista en Fideicomisos y Asesora impositiva en nuevos proyectos
Nos complace dar la bienvenida a Maria Amelia quien nos pondrá en perspectiva esta herramienta y profundizará su análisis característico en suscesivos artículos. Los invitamos a leer esta primer entrega y enviarnos sus consultas

El presente trabajo tiene como objeto explicar como el fideicomiso es una figura apta para canalizar la formalización de proyectos de inversión. Es por esto que constituye una herramienta cuya conveniencia estará dada por el análisis de las situaciones particulares del caso.

Sin intentar agotar los aspectos jurídicos de la figura, para poder partir de una base que permita entender la utilidad de esta herramienta, decimos que el Fideicomiso es un instituto que tal como se encuentra regulado en nuestro país por la Ley 24..441, presenta las siguientes características:

  • Existencia de una persona (fiduciante) que cede a otra (fiduciario) un patrimonio, con un determinado objeto (fiducia). De existir beneficios generados por el patrimonio en fideicomiso, estos deberán ser entregados al beneficiario (que puede o no coincidir con el fiduciante), y cumplida la fiducia, los bienes remanentes deberán ser entregados al fiduciante o al fideicomisario (en caso en que sea una persona distinta del fiduciante)
  • El fiduciante no puede involucrarse en el cumplimiento del objeto, de ahí que es incompatible su figura con la del fiduciario (el fiduciario no puede ser a su vez fiduciante).
  • El patrimonio fideicomitido queda separado del patrimonio personal de las partes intervinientes. Lo que implica que los acreedores del fiduciante, del fiduciario o de los beneficiarios, no pueden accionar contra los bienes que constituyen dicho patrimonio. 
  • Al fiduciario le corresponde la obligación de rendir cuentas por el cumplimiento del objeto del fideicomiso, siendo responsable de forma personal por cualquier accionar que implique una actuación negligente o imprudente por su parte que hubiera causado daños a las partes o a terceros.
Por lo tanto, cualquier negocio jurídico que se adapte a las características y restricciones señaladas, podrá ser instrumentado como un fideicomiso. Y dado que existen múltiples opciones a en las cuales se aplicaría perfectamente la figura del fideicomiso, se los suele clasificar en función de su objeto, encontrando así Fideicomisos de administración, testamentarios, de garantía, etc. Sin embargo cabe aclarar que la ley define dos tipos de fideicomisos: fideicomisos comunes y fideicomisos financieros (estos últimos son aquellos cuyo fiduciario es una entidad financiera), por lo que la clasificación indicada en función del objeto no tiene lineamientos rígidos y suelen existir fideicomisos con objetos que podrían ser clasificados de una forma u otra.

Dicho esto, entendemos como Fideicomiso con objeto de Administración a aquel en virtud del cual, un fiduciante o un grupo de fiduciantes encomienda a un fiduciario la administración de un determinado patrimonio, con el objeto de generar beneficios económicos (dinerarios o en especie) que serán entregados a los beneficiarios (quienes serán los mismos fiduciantes o quienes éstos designen).

De esta forma, se llega a la conclusión de que la figura del fideicomiso puede ser utilizada para canalizar un proyecto de inversión, donde existirá un determinado programa de inversión y una expectativa de retorno, con la característica fundamental de que el que administra dicho proyecto es totalmente independiente del o los inversores y beneficiarios del mismo.

Debemos considerar que el negocio indicado de forma genérica podría instrumentarse bajo otras modalidades. Un extremo sería el mandato, donde una persona o grupo de personas encomiende a un mandatario la ejecución de un determinado negocio en beneficio de los primeros. Esta modalidad, si bien pareciera ser más simple desde lo instrumental, es sumamente limitada ya que no hay la constitución de un patrimonio separado a ser administrado, con las consecuencias que la confusión patrimonial puede generar en los distintos ámbitos.

La otra alternativa que usualmente se aplica, (y es el que probablemente sea la real alternativa al fideicomiso) es la figura de sociedad comercial, tipificada por la Ley 19.550, siendo la más común la sociedad anónima. La sociedad sí permite afectar un patrimonio a un sujeto (persona jurídica) separado de sus accionistas y de sus administradores, lo cual hace que en algunos casos ambas figuras puedan ser utilizadas sin inconvenientes para el mismo proyecto.

Con respecto a esta alternativa, la figura del fideicomiso se presenta mucho más versátil y dinámica. En efecto, la inyección de capital en una sociedad anónima, por encima del capital inicial, implica, según el caso, una modificación del estatuto o al menos un acto susceptible de ser registrado (caso de aumento de capital por el artículo 188 de la LSC). A su vez la incorporación de nuevos accionistas mediante suscripción de nuevas acciones para el caso de las sociedades anónimas, implica solicitar a los preexistentes la renuncia a sus derechos de suscripción preferente. Lo mismo ocurre para el caso de reducción de capital, completando como trámite adicional el de la disolución y liquidación de la sociedad una vez finalizado el proyecto, lo que resulta, para empezar, oneroso, y en muchos casos costoso por las circunstancias mismas del negocio. Nada de esto ocurre con la utilización de la figura del fideicomiso, si está debidamente contemplado en el correspondiente contrato. Lo cual para determinados tipos de negocios constituye una ventaja muy importante con relación a una estructura societaria. Sin embargo para negocios de largo plazo donde no hay tanta movilidad de inversores y estos en general son los mismos accionistas, o son de capital intensivo (poseen activos o intangibles de gran valor), la estructura del fideicomiso resulta poco sólida.

Habiendo dado las notas principales del tema, llegamos a la siguiente conclusión: si bien el fideicomiso se adapta a casi cualquier tipo de negocio que implique administración de patrimonios, la elección de la figura dependerá del caso en particular, ya que no siempre resultará la más conveniente. Todo depende de la estructura que demande el proyecto a analizar.

Para el caso de proyectos llevados a cabo por los propios inversores, queda claro que la figura del fideicomiso no será la mejor. Para empezar habrá incompatibilidad entre los actuantes (ya que el fiduciario no puede ser fiduciante), lo que obligará a forzar situaciones con resultados poco favorables. En estos casos, dependiendo de la expectativa de vida del proyecto convendrá utilizar una sociedad comercial formal, o en el más simple de los casos, una sociedad de hecho (figura que tiene plena vigencia en el ámbito fiscal, ya que se lo considera sujeto de impuestos, pero que desde el punto de vista jurídico carece de total formalidad y reglamentación).

Por el contrario si se trata de un proyecto financiado por pequeños inversores, donde cada inversor puede entrar y salir del proyecto en plazos relativamente cortos, y sus administradores buscan una retribución por la administración y gerenciamiento y no por la inversión, la figura del fidecomiso es infinitamente más ventajosa que la de la sociedad.

Los ejemplos más comunes que encontramos actualmente son:

Fideicomisos agropecuarios: los fiduciantes (inversores que no tienen ninguna relación con la actividad del agro), realizan aportes a un fondo administrado por un fiduciario o una sociedad fiduciaria, quien conoce y tiene experiencia en la actividad, para financiar distintos tipos de proyectos agropecuarios, donde generalmente se arriendan inmuebles para llevar a cabo el proyecto, y el retorno estará directamente vinculado con el resultado del negocio (rinde y precio del producto agropecuario en cuestión). Esto permite juntar una masa crítica de inversión que genera mayor eficiencia por aprovechamiento de la escala del negocio. Tambén permite mitigar el riesgo por parte del emprendedor, al ser compartido con los financiadores del proyecto.

Fideicomisos inmobiliarios: los fiduciantes (inversores que no tienen ninguna relación con la actividad inmobiliaria), realizan aportes para financiar un emprendimiento inmobiliario administrado por un fiduciario o sociedad fiduciaria, que conoce el negocio. El retorno de la inversión será, o bien el producido de la venta del o los inmuebles afectados o la adjudicación de los mismos a los fiducinates. Esta herramienta permite llevar a cabo negocios que de forma individual no podrían ser afrontado por las empresas constructoras. Por otro lado, otorga una seguridad adicional al quedar el inmueble en el patrimonio fideicomitido (y no en el patrimonio personal de la constructora) lo que le otorga una seguridad adicional contra cualquier reclamo de acreedores individuales de ésta.

Sin embargo podría pensarse en muchísimas otras alternativas de financiación de proyectos a través de la captación de pequeños inversores, mediante esta figura. Esto obliga necesariamente a pensar en los fideicomisos financieros, donde existe un marco de contralor más estricto. Si se piensa en la financiación de una gran obra de infraestructura mediante la emisión de certificados de participación que son colocados en mercados de capitales. De todos modos, para proyectos de menor envergadura, la figura del fideicomiso cerrado resulta una herramienta aún inexplotada para muchas actividades.

Como idea final del trabajo, se concluye que el fideicomiso efectivamente puede ser utilizado como herramienta para formalizar alternativas de inversión para el pequeño ahorrista, así como también, para brindar a los emprendedores, una fuente más de financiación distinta de las que ofrece el mercado financiero.

Quedan por analizar muchos aspectos relacionados con la figura tratada tales como:

  • Aspectos impositivos y previsionales de los fideicomisos
  • Fideicomisos inmobiliarios: beneficio distribuido en especie o en dinero
  • El fideicomiso de construcción al costo: ¿un tipo más de fideicomiso?
  • El fideicomiso agropecuario: problemática de la inscripción en el Registro Fiscal de Operadores de Granos
  • Modalidades de aporte en el fideicomiso agropecuario: aspectos contractuales. Conjugación con aspectos impositivos
  • Fideicomiso para barrios cerrados y countries. Particularidades del caso. Aspectos impositivos.
  • Fideicomisos de garantía para instrumentar proyectos inmobiliarios particulares.
Fallas en el actual sistema tributario con relación a esta figura: ¿por qué se los intenta encuadrar como una herramienta para eludir impuestos?

Todos estos puntos y los que vayan surgiendo de las novedades que se den en relación al tema se irán desarrollando en próximas publicaciones.


lunes, 6 de febrero de 2012

Miel comercio justo

ARGENTINA
Comercio justo crece y exporta pese a la crisis

Por Marcela Valente
Miel argentina, producida y exportada bajo las normas del comercio justo / Crédito:Cortesía de Fundación Fortalecer
Miel argentina, producida y exportada bajo las normas del comercio justo

BUENOS AIRES, feb (IPS) - Con un crecimiento sostenido en la producción y las exportaciones, el comercio justo en Argentina muestra que esta actividad, social y ambientalmente sustentable, es mucho más que un refugio ante la crisis externa.
"Una de las ventajas del comercio justo es la estabilidad de la demanda, sostenida pese a la crisis" en países desarrollados, aseguró a IPS Javier González, gerente de la Cooperativa Agropecuaria y Apícola Norte Grande, en la provincia de Tucumán.

Esta cooperativa, de unos 130 socios, está situada en el norte del país y produce entre 60 y 100 toneladas anuales de miel, de las cuales 90 por ciento se exportan a la Unión Europea y a Estados Unidos por canales de comercio justo.

Norte Grande tiene la certificación desde 2007, pero como el volumen todavía es bajo no puede exportar directamente, sino que lo hace a través de empresas más grandes, que también forman parte de la cadena de comercio justo.

"Este año nuestra producción de miel va a ser un poco más mediocre por diversos problemas locales, pero en 2011 creció casi 70 por ciento en volumen respecto de 2010, y los valores también subieron", declaró González.

El productor explicó que el comercio justo tiene "múltiples ventajas" para su sector. Argentina se ubica entre los primeros productores y exportadores mundiales de miel junto con países grandes como China y Estados Unidos.

"El apícola es en general un sector muy competitivo, complicado, con mucha informalidad (laboral), y al pequeño productor se lo avasalla, por eso las condiciones del comercio justo nos benefician", remarcó.

El comercio justo es una forma alternativa y sustentable de comercio, en la cual los productores pequeños, asociados en cooperativas o en empresas con responsabilidad social, certifican las condiciones bajo las cuales elaboran sus productos.

Tienen que cumplir con normas tales como una remuneración adecuada de sus socios o empleados, condiciones dignas de trabajo, y requisitos ambientales como el uso racional del agua o de los plaguicidas.

La certificación es otorgada por la organización Fair Trade International (Comercio Justo Internacional), a partir de una serie de auditorías. Entonces se abre la puerta a un mercado específico de consumidores comprometidos con esta filosofía.

"Esto surge en países desarrollados como una forma de cooperación", dijo a IPS el ingeniero agrónomo Mariano Salerno, de la Fundación Fortalecer, un organismo que brinda capacitación y asistencia financiera a productores de comercio justo.

"En lugar de otorgar subsidios, los consumidores conscientes de países desarrollados, con buen poder adquisitivo, reconocen el valor de esa certificación y entran al circuito asegurando la demanda", añadió.

Para Salerno, esta demanda es muy estable porque se basa en relaciones cercanas y duraderas. "En los últimos informes vemos que el comercio justo crece más lento que como lo venía haciendo, pero crece y se sostiene porque es un nicho específico", dijo.

El ingeniero recordó, además, que para obtener la certificación, las decisiones de la cooperativa o la asociación de productores tienen que ser tomadas en forma participativa y democrática, y también se exigen requisitos ambientales.

"Debe haber un uso mínimo de agroquímicos y un adecuado tratamiento de los residuos entre otras variables que se auditan", remarcó. Pero la tarea rinde frutos. "En el circuito de comercio justo, la producción es más lucrativa", aseguró.

Con el respaldo de la fundación, que desarrolla desde comienzos de 2010 un programa financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Multilateral de Inversiones, Argentina vive un gran auge del sector.

Actualmente hay 19 organizaciones de productores que tienen certificación para exportar y hay otros cuatro en proceso de integrarse. Hasta el momento, unos 583 productores y trabajadores rurales se beneficiaron de este programa.

De acuerdo a un informe de Fortalecer difundido el último día de enero, Argentina ya exporta té, uva, miel y arándanos a través de canales de comercio justo. También está en proceso de certificar manzanas, naranjas, mandarinas y peras a partir de este año.

Ese incremento de los bienes exportables certificados de comercio justo permitirá al sector crecer 40 por ciento en 2012, vaticina la Fundación. Pero, además, destaca que avanza también el reconocimiento de múltiples productos de comercio justo para el mercado local.

Son bienes que no cumplen con los requisitos de exportación, pero sí con los criterios de sustentabilidad ambiental y social. Para ellos, Fortalecer creó una certificación exclusiva para el mercado interno.

Este reconocimiento también depara ventajas para los pequeños productores de dulces, conservas, quesos, vinos, aceite de oliva y miel que se organizan en cooperativas, adquieren la capacitación y empujan la expansión del mercado interno.

Entre las ventajas del comercio justo, González mencionó el precio diferencial que se obtiene mediante una "prima social". Es un monto de cinco a 15 por ciento del valor del producto, que se paga para que el productor reinvierta en su negocio.

Señaló también ventajas financieras, el trato equitativo y justo en toda la cadena de comercialización, la estabilidad de la demanda y la metodología participativa y democrática dentro de la cooperativa, que exige la certificación. (FIN /IPS/mv/eg/la sl ar if pr lb co sc/ 12)(FIN/2012)