martes, 24 de enero de 2017

Argentina K: El Carpetazo y la Tarjeta Argenta

El Mutualista 

Es una publicación especializada del sector de la economía social de Argentina con excelente información, lo que sigue es la reproducción reciente de un artículo que denunciaba hace unos años los negocios fraudulentos de la Gestión K


Empresarios y Funcionarios armaron un negociado millonario que no quiso competidores




Creemos, sin temor a equivocarnos, que fuimos el único medio en el país que adelantó la noticia; información que no se convirtió en escándalo nacional dado que una de las patas involucradas es un fuerte auspiciante, con sus distintas empresas, de los poderosos espacios periodísticos que marcan el día a día de las noticias.

Con la sanción del decreto de necesidad y urgencia del kirchnerismo, que reguló la tasa de interés en la operatoria de descuentos de haberes para los préstamos a jubilados, se inauguró un período de ensañamiento y hostigamiento contra las Mutuales y Cooperativas que operan en la órbita de ANSES.

Con la mentira como principal sustento, la medida tomada tuvo como finalidad instrumentar un gran negocio privado, para lo cual era necesario sacar del medio a estas entidades, tildándolas de usureras y estafadoras.

Decretazo en mano, Diego Bossio desplegó toda su furia contra el sector, convirtiendo este tema en el eje central de su gestión al frente del organismo. Reglamentó la operatoria con la única meta de restringir su uso lo máximo posible. Y todo se inició con una cadena nacional y con otras posteriores, en las cuales la propia Presidenta de la Nación reiteraba este hostigamiento contra Mutuales y Cooperativas y hacia propaganda de la Tarjeta ARGENTA. ¿A nadie le llamó la atención que un primer mandatario usara la cadena nacional para convertirse en la imagen publicitaria de una tarjeta de crédito?.

Bajo el falso discurso de la transparencia, se borró de un plumazo la operatoria de descuentos, con la única intención de monopolizar los créditos a jubilados y pensionados a través de la Tarjeta “ARGENTA”. En pocas líneas, el Estado pasó a prestarles a estos beneficiarios su propio dinero y les cobraba intereses, ya que esta tarjeta se financiaba con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, el cual debería ser una reserva para garantizar las actuales y futuras jubilaciones y no una fuente de financiamiento de negocios privados y proyectos políticos de turno.

La nueva gestión que asumió en la ANSES, aunque un tanto lenta, encontró irregularidades y desde el pasado 28 de noviembre borró del sistema la tarjeta.

Antes, los créditos debían ser utilizados a través de compras en comercios adheridos. Ahora los préstamos se depositan en la Cuenta Sueldo de la Seguridad Social de los jubilados y pensionados y ya no existe más la tarjeta ARGENTA para realizar compras en supermercados, shopping, Cadenas de Electrodomesticos etc.

Luego de su anuncio, el director de la Administración Nacional de Seguridad Social, Emilio Basavilbaso, afirmó que había irregularidades en el sistema anterior, pero nunca realizó las denuncias correspondientes, como es su obligación.

¿Quién administraba la tarjeta ARGENTA?. Todo aquel comercio que deseaba operar con ARGENTA debía adherir al servicio de TARSHOP y pagarle la comisión por cada operación que realizaba, la cual oscilaba entre el 5 y 7%. Resumiendo: se financiaba con la plata del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y era Tarjeta Shopping (TARSHOP S.A.) quien se quedaba con el negocio sin que mediara licitación de ninguna índole.

El contrato decía: “el Comercio declara reconocer el carácter de administrador a TARSHOP S.A., comprometiéndose a cumplimentar los términos y condiciones generales exigidos por la misma a los fines operativos, de puesta en funcionamiento y utilización de la Tarjeta…”.

Se trata de la empresa fundada hacia fines del año 1995 que comenzó a distribuirse en los shoppings del grupo IRSA. En 2008 la Tarjeta estaba en quiebra. En 2010 el Banco Hipotecario adquirió el 80% de Tarshop, salvando económicamente a la empresa. Por más que el Estado tiene la parte mayoritaria de esta sociedad bancaria mixta, de la cual Diego Bossio fue unos de sus históricos Directores, el Banco es controlado por el empresario Eduardo Elsztain.

Como decíamos en un comienzo, esto no se transformó en escándalo porque los grandes medios de comunicación tienen como auspiciantes a alguna o a varias marcas de este monstruo empresarial: Abasto Shopping, Alto Palermo, Hotel Llao Llao, Dot Baires, Patio Bullrich, etc., etc., además del propio Banco.

A esta altura de los acontecimientos, nadie puede pensar que se trató sólo del negocio de una gran empresa: los funcionarios fueron socios y parte. De ahí la gran necesidad de diezmar, al margen de las distorsiones que podían existir, la operatoria crediticia que venían desplegando las Mutuales y Cooperativas: los pulpos no quieren competidores.

Bajo el discurso de la transparencia, la propia Presidente de la Nación presentó en cadena nacional este “negocio” y, sin temblarle la voz, dijo:

“Por eso hemos tomado esta medida, porque creemos que es necesario defender y reparar todos los derechos; como lo he dicho siempre, hemos sido un gobierno de reparación de derechos y siempre estuvo en nosotros el tema de los jubilados, sobre todo en él”.


Si el producto que ofrecía el Estado era tan bueno y barato, no era necesario matar el crédito que brindaron históricamente las entidades solidarias. ¿O pensaron que el jubilado es tan tonto que iba a optar por el peor y el más caro?. Tambien leer aqui

Ahora todo sale a la luz, mientras el actual titular de la ANSES, Emilio Basavilbaso, no parece dispuesto a cumplir con su obligación de funcionario público de realizar las respectivas denuncias penales. O, tal vez, las visitas que recibió del banquero Jorge Brito y del empresario Eduardo Elsztain, lo convencieron de permanecer en silencio.

Cabe recordar que durante los años 2014 y 2015, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad que administra la ANSES dejó de ganar entre 1000 y 1500 millones de pesos por mantener en cuentas a la vista miles de millones de pesos en vez de colocarlos en instrumentos de inversión que podían reportarle mayores ganancias. Contrariamente, esta decisión generó beneficios directos para dos bancos: el Macro, de Jorge Brito, y el Hipotecario, presidido por Elsztain, los cuales pudieron fondearse con el dinero del sistema previsional argentino y generar réditos para sí.


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